Lejos de la percepción occidental de que este texto se refiere a una vida "resucitada" en los "cielos" donde los "ángeles" no podrán casarse, el Mashíaj se está refiriendo a una enseñanza esencial que apunta al propósito de haber sido despertado para una nueva vida. El término Tejiat HaMetim que literalmente se entiende como resurrección de los muertos, forma parte de los hebraismos de aquellos tiempos en donde se hacía referencia al despertar de una consciencia elevada y por supuesto apegada al cumplimiento del Propósito Divino, tal como también Rabenu Iehoshúa enseña mediante sus palabras cuando menciona el nuevo nacimiento como requisito indispensable para poder ver el Maljut Elohim (Edut HaTalmid HaAhuv / Jn. cap. 3).
De la misma forma que le habla a Nicodemo también le está hablando a los Tzadoqim, transmitiéndoles substancialmente el mismo mensaje. Cuando menciona el Iom HaTequnáh (día de la resurrección) claramente deja entrever que el despertar de esa nueva consciencia no es para casarse y darse en casamiento (i.e. seguir satisfaciendo los deseos de la carne), sino para ser como los Malajé Elohim (i.e. ser diligentes en el cumplimiento del propósito por el cual se haya realizado dicho despertar/resurrección).
Por esto Rabí Iehoshúa HaMashíaj finaliza su discurso haciendo la siguiente pregunta:
¿No han leído acerca de la Tejiat HaMetím, que HaShem les habló a ustedes diciendo: Yo soy HaShem, “Elohim de Avraham, Elohim de Itzjaq y Elohim de Iaaqóv”? (Shemot 3:6), Es decir, que Su Propósito Divino solamente se cumple en aquellos que al igual que Avraham, Itzjaq y Iaaqov han despertado una consciencia espiritualmente elevada y que por ende han nacido de nuevo. Dicho de otra manera, Su Propósito Divino no se cumple en los "muertos", es decir en aquellos que siguen viviendo con una consciencia adormecida y que no han dado paso al proceso para ser una nueva criatura.
Iosef Garrido.
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